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EL HOMBRE DE COBRE

En mi labor de cultora de las letras, de historiadora de esta zona, siempre me ha llamado la atención lo concerniente al Patrimonio y la Identidad, dado que esta zona además de ser rica en minerales, es valiosísima en los más diversos ámbitos. Posee una incuestionable riqueza geológica y cultural, y en esta amalgama geológica/cultural sobresale uno de los patrimonios más importantes de la segunda región: El llamado “Hombre de Cobre”..

Este minero indígena que fue encontrado con sus utensilios de trabajo; jamás imagino que su destino final “hasta el día de hoy” sería el Museo de Historia Natural de la ciudad de New York.

Según datos historio gráficos este cuerpo es parte del desarrollo minero que comunidades originarias realizaban en esta zona geográfica, uno de tantos protagonistas del legado minero y uno de los tantos accidentados de dicha labor.

Sin embargo, este “Hombre de Cobre” posee unas características únicas que le dan un valor que trasciende el legado minero. Una carga simbólica fundamental para la cultura Lickanantay y para quienes habitamos estos territorios y estas comunidades.

¿Por qué llegó allí?, ¿A esa zona tan lejana?, ¿tal vez lejos de su tierra?, ¿lejos de su origen? ¿Porque aún no retorna a su lugar de origen? ¿Volverá a su tierra algún día? ¿La importancia de este encuentro en distintos ámbitos de la cultura? Estas son algunas de las interrogantes…. Legitimas interrogantes

 

EL DESCUBRIMIENTO

Pero cuál es la historia de este llamado “Hombre de Cobre”. Este minero prehistórico. Porque este hombre, el cual data del año 500 a.c aproximadamente(1), sirve de evidencia de la profunda conexión del territorio con la minería.

Este “Hombre de Cobre”, nos muestra que ya en tiempos inmemoriales, se realizaba minería artesanal en los yacimientos que conforman lo que hoy conocemos como Chuquicamata.

 

Pero vamos a su génesis:

Corría el año 1899 cuando el ingeniero Francés Maurice Pidot, hace un descubrimiento de un valor arqueológico incalculable. Este dirigía faenas para la extracción del cobre cuando una de las laderas cedió con gran estrépito, dejando al descubierto un cuerpo humano y junto a él antiquísimos artefactos para sacar material y variados utensilios personales (2)

 

El cuerpo descubierto era de una persona sana, con un poco de más de veinte años, que encuentra la muerte mientras trataba de excavar una salida al pique colapsado, y probablemente murió como resultado del envenenamiento de dióxido de carbono producido por su propia respiración, el polvo mineral y el acopio de material a su alrededor.

 

Al encontrarse, el cuerpo estaba recubierto de un color verdoso tras haber quedado tapado con una lámina de cobre.

 

Probablemente,  su buen estado de conservación se debió a:
1.- La aridez del desierto.
2.- A que el pique se encontraba sellado, por lo cual no se disecaron los restos, lo que explicaría que la momia no esté arrugada.
3.- A la delgada capa verde de cobre que cubrió el cuerpo y evitó el crecimiento de microorganismos que producen la descompensación  de materia orgánica.


Este minero fue encontrado en una pequeña pertenencia minera conocida como  “Mina Restauradora” en el sector de Chuquicamata. En una estrecha grieta, en aquel desértico paisaje reposaba el cuerpo de este ancestral minero preincaico momificado.

 

“SU TRATAMIENTO”
En aquellos años de la incipiente industrialización minera, llamó la atención el estado de conservación de dicho cuerpo. Ese color verdoso de su piel, supuso que  se había impregnado, al menos en parte, con cobre. De allí que se le conoce como “Hombre de Cobre”.


Luego de este descubrimiento, el ingeniero Edward Jackson ofreció $500 pesos chilenos por la momia, esto no prosperó debido a que el administrador no lo permitió. Se hizo una nueva oferta, esta vez sería por$2.000 la cual fue realizada por Norman Walker el administrador de la mina, pero en esta ocasión fue el dueño del yacimiento quién no la permitió. (Según consta en una publicación de 1919 firmada por el cronista de la época, José Toribio Medina).
Después de un año de disputas, la momia fue adquirida por el señor Toyos, dueño de la mina “El Rosario”. Jackson seguía insistiendo y gracias a ello llegó a un acuerdo de $500 con el señor Toyos, con el compromiso de venderla a mayor valor en el futuro y entregarle la mitad de las ganancias.


Jackson cuenta que cuando Toyos  le envió  la momia, a esta  le faltaba el dedo de un pie.
Tiempo después Edward Jackson la vendió en $15.000 a la sociedad Torres y Tornero. Estos la llevaron a Estados Unidos y la presentaron en la “Pan-American Exposition”,en Búfalo (1901), Estados Unidos.En ningún caso, el objetivo de este viaje estaba con la protección patrimonial  del cuerpo, ni mucho menos con la promoción cultural del mismo. Sino más bien, desde la estética que provocaban las necro-curiosidades.

Jackson trató de recuperar la reliquia, encargando la tarea a Raimundo Docekal, ciudadano antofagastino que viajaba a Estados Unidos. Así que le dio un poder y US 4.500 en oro. El buque en que viajaba naufragó en el estrecho de Magallanes, pero Docekal pudo llegar a Nueva York, pagó la deuda de $10.000 pesos chilenos y vendió la momia sin darle un centavo a su mandante.


Hasta el año 1905 se pensaba que el “Hombre de Cobre” era el cuerpo de una mujer debido a su cabello trenzado,  pero exámenes realizados a la momia, descartaron aquella teoría.

Finalmente, en 1905 fue donada por J.P Morgan un banquero y coleccionista al Museo Americano de Historia Natural de Nueva York.
Desde entonces se exhibe en el salón de criaturas de América del Sur, lejos de las tierras que lo vieron nacer.

 

 

EL ESTADO DE RECUPERACIÓN
Nuestro país  ha hecho tres intentos por recuperar la simbólica momia, pero no ha habido éxito
La primera fue en el año 1990. En dicho momento se consideró que Chile no contaba con las condiciones necesarias para la buena conservación del cuerpo.


La segunda en el año 2005 por la Sociedad Nacional de Minería, el Museo Precolombino y la minera estatal Codelco. Se mantuvo la negativa en cuanto al traslado, pero se llegó a la posibilidad de que expertos chilenos y estadounidenses pudiesen efectuar un scanner tridimensional de la momia, lo que permitió construir una réplica cien por ciento fiel a la original.


Esta copia recorrió el país hasta llegar a su destino actual, que es el museo de Lasana, ubicado en la segunda región.


La tercera y última negociación se llevó a cabo el año 2011. La entidad estadounidense le pidió a la autoridad chilena que le entregue una propuesta en torno a cómo se pretende llevar adelante el proceso de recuperación,  especialmente a las condiciones científicas del traslado.


Este minero, aún espera regresar a su tierra natal

 

 

DESDE EL ARTE. DESDE LA ACCIÓN
La carga simbólica que significa este espacio de ausencia, de patrimonio no compartido abre la acción a diversas expresiones, una de ellas es el arte; en dicho sentido la exposición de Nicolás  Grum “La rebelión de la Huaca“ nos propone mirar al pasado con ojos críticos, de accionar desde nuestro presente respecto del uso y manipulación del patrimonio ancestral. Pone sobre la mesa esas otras miradas, como el dolor de los ancestros de las comunidades originarias, quienes  imploran que todos los espíritus que han sido separados sean devueltos a su lugar de origen, para su descanso eterno en el lugar que les corresponde.


Pues para las comunidades no solo son restos biológicos. Hay una espiritualidad y una capacidad de acción en dichas culturas que es necesario reconocer. La vida y la muerte forman parte de un todo, no están separadas, ni van por caminos distintos. Por lo cual la vitrina, la exposición de un cuerpo, su tránsito en tanto mercancía, corroe las bases mismas de su cosmovisión.

 

 

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