En el último tiempo, dado el advenimiento de los sistemas complejos en las ciencias sociales, se ha considerado el flujo de las memorias personales e íntimas como depósitos de la historia. En dicho sentido, Chuquicamata posee una larga data de desarrollo, que contempla una memoria milenaria, desde las comunidades originarias que habitaron el territorio y trabajaron el mineral, hasta el día presente contemplando un espacio de tiempo que se arrastra por varios miles de años. Al producirse el cierre definitivo del company town de Chuquicamata en el año 2007, los nacimientos y la habitabilidad dejaron de existir, quedando solo un sector industrial; por lo que todo aquello que significa la comunidad, desaparecerá irremediablemente en la medida que naturalmente, se producen los fallecimientos. En dicho sentido es relevante dejar un registro que pueda documentar a aquellas personas que habitaron el campamento, que dicho registro permita ampliar su capacidad de cobertura y difusión y que además perdure en el tiempo. Qué fundamental y además qué bello es, que las familias o el activo histórico - patrimonial pueda en años futuros ver a sus ascendientes hablando de la historia desde la propia voz, de la vivencia íntima de cada familia y cada hecho histórico.